¿Tienes la sensación de que podrías haberte ahorrado inversión en tu última reforma?

¿Tienes la sensación de que podrías haberte ahorrado inversión en tu última reforma?

Y ahora te falta dinero para destinarlo a otra reforma que también es prioritaria…

 

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Cuando se te queda corta tu inversión es muy posible que te lleguen pensamientos del tipo:

  • ¿He utilizado un ratio equivocado?
  • ¿Me he ido por las nubes tirando de histórico?
  • ¿Por qué demonios no tuve aquel trabajo en cuenta?

 

Lo primero que te viene a la cabeza es ese maldito sentimiento de culpa por haber hecho mal las cosas, pero sabes que no es así.

Es otra historia la que te perturba:

Te doy una pista.

Llora mucho y no es un bebé.

Por cierto,

Unos maman.

Otros dicen «gugú tatá».

Pero todos te ponen de los nervios.

El llanto se creo como reclamo de atención.

Entonces,

No te queda otra.

Adivina quién es el primer candidato...y principal causante de tu desfase económico: 

EL CONSTRUCTOR

Ese ser surgido de las cavernas, con su camisita y su canesú, mocasines de primera comunión, puro en mano y su Porsche Cayenne de última generación.

El constructor es un personaje pintoresco, muchas veces rudo, que se maneja con un vocabulario bastante primario, pero que le suele resultar bastante efectivo:

«Hay que revisar el presupuesto porque esta partida no estaba contemplada».

Frase que a ti te suena a «gugú tatá» y también te pone de los nervios.

 

Entonces piensas:

«Este pájaro seguro que ha utilizado otra de sus estratagemas para colarme más medición, precios contradictorios o partidas fuera de presupuesto de dudosa interpretación»

Estas cifras, que surgen debajo de cada ladrillo o de cada partida alzada que incluiste de colchón, han distorsionado el informe que tienes que prepararle a tu jefe para justificar los desvíos producidos en tu inversión.

Da igual que se queden por encima o muy por debajo: siempre te piden la justificación.

¡El pedido es el pedido y va a misa!

Ahora es cuando te quedas rumiando frente al ordenador en plan:

«Podría haberme ahorrado más pasta, maldita sea. Otra vez me la ha metido el constructor»

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Además, también te da por pensar que no sabes para qué demonios le pagas a esta Dirección Facultativa que no ha sido capaz de detectar el desfase a tiempo.

Pero eso ya es harina de otro costal.

¡APAGA Y VÁMONOS!

Una vez más, solo ante el peligro, te toca negociar con el oso de las cavernas, o peor aún…

Te toca parlamentar con alguno de sus esbirros en la obra.

Esos que trabajan sin parar, que están ultramotivados, pero no tienen ni voz ni voto y lo tienen que consultar todo con su jefe.

En TLC, como espécimen de empresa constructora que somos, podríamos llorar argumentando que nuestro beneficio no nos llega ni para lucir un flamante Seat Panda, pero, en…

No nos gusta perder el tiempo llorando.

Lo que tenemos claro es que…

Preferimos trabajar de manera que sepáis dónde realmente se puede ahorrar de verdad…

…sin que se perciba exceso de inversión por vuestra parte.

Es más, ¡hasta nos podríamos dejar engañar!

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¿Engañar a un constructor?

¡Sí se puede!

¡Sí se puede!

¡Sí se puede!

Pero…

¿Para qué engañar si se puede negociar y tomarnos una cerveza todos tan contentos?

En TLC no tenemos afán por comprarnos un Cayenne, aunque nos encanten las guindillas.

Además, estamos muy lejos de venir de una caverna, al revés, tenemos vistas al mar y…

Preferimos ser técnicos que calzan botas de seguridad, por lo menos, de vez en cuando.

Pero , sobre todo, con capacidad para decidir «in situ» y sin que un ente superior tenga que darnos el visto bueno para tomar cualquier decisión.

Nuestro objetivo es muy sencillo:

Con que el beneficio nos dé para invitar de vez en cuando a un café, ya que lo de comer cada vez está más complicado con tanto rollo vegano, tenemos más que suficiente para seguir luchando por hacer de esta profesión un lugar mucho más amable.

Y además,

Disfrutar de trabajar con técnicos de primera calidad como vosotros, porque eso no se paga con dinero.

No hay mejor cuenta de resultados que esa.

Insistimos, con vosotros nos dejamos «engañar».

Este es el motivo por el que os remitimos esta página exclusiva.

¡ATENCIÓN!

Este enlace no se lo hemos enviado a cualquiera.

Por eso hemos pensado en una MINI GUÍA, como muestra de nuestro eterno agradecimiento, en el que os decimos cómo podéis ahorrar inversión frente a cualquier constructor por muy rudo que sea.

 

CÓMO NEGOCIAR CON UN CONSTRUCTOR SIN QUE SUENE CONTRADICTORIO:

«Las tres leyes del buen constructor para que te ahorres dinero en tu inversión»

 

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