DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
08/03/22
Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer y para celebrarlo queremos visibilizar y reconocer algunos casos de mujeres que tenemos a nuestro alrededor para ponerlas en valor y para que sirvan de inspiración mediante sus testimonios.
Hace 13 años decidí estudiar arquitectura, motivada por la unión de la ciencia y el arte en una disciplina. En aquel momento, para mí, no fue decisivo si era una carrera con mayor porcentaje de hombres o mujeres. Sin embargo, ahora sí que veo que los referentes impulsan a la juventud a perseguir sus sueños. Estoy segura de que seguiremos avanzando para vernos tod@s representad@s y no sintamos límites.
Del mismo modo, me siento afortunada por no sufrir discriminación en mi trabajo, ni salarialmente ni en las tareas asignadas. Aun así, considero que el mundo de la construcción todavía es eminentemente masculino, tanto en el porcentaje de hombres como en el pensamiento subyacente de carácter machista que vives en algunas ocasiones.
Tenemos dos frentes en los que luchar: ampliar las oportunidades laborales y perseguir que el género, igual que la raza o condición social, no sea determinante en nuestro futuro laboral, así como crear un clima de real de igualdad.
Recientes políticas como la equiparación de la baja por maternidad y paternidad son clave para la contratación de las mujeres y la conciliación familiar, pero solo si nosotr@s y las empresas las tomamos en serio y defendemos nuestros derechos.
En nuestra empresa, este año vamos a desarrollar nuestro Plan de Igualdad como parte del Plan de Calidad y, fundamentalmente, como aporte a nuestro ámbito laboral y al futuro que queremos construir.
Laura Presencio (31 años, arquitecta)
Cuando era pequeña me encantaba acompañar a mi padre a la fábrica donde trabajaba como carpintero. Además, disfrutaba paseándome por las diferentes fábricas del polígono, investigando los oficios que allí se desarrollaban. Fueron pasando los años y yo tenía claro que, entre los materiales, las máquinas y los equipos de trabajo, estaba en mi salsa. Durante esos años no me percaté que allí solo había hombres. Sentía que, si yo quería, podía ser carpintero, arquitecto o herrero. Así me lo inculcó mi familia y así decidí estudiar una carrera técnica.
Gracias a mi trabajo como arquitecto técnico siento que, ya sea una obra de reforma o simplemente solucionando una incidencia de mantenimiento, he aportado mi granito de arena en un equipo compuesto tanto por mujeres como por hombres en el que todos trabajamos codo con codo para dar lo mejor en igualdad de condiciones. Afortunadamente nunca he sentido discriminación por mi género en ninguna de las empresas donde he trabajado, ni por parte de compañeros ni por parte de clientes. Desarrollar mi trabajo siendo mujer para la generación de mi abuela hubiera sido impensable.
Considero que esto es posible gracias a los avances en las leyes por la igualdad, la educación que hemos recibido y la disciplina en el trabajo. Aunque en mi caso he podido alcanzar mis metas, soy consciente de que existen muchos casos de discriminación por género y debemos seguir luchando por la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad.
Diana González (32 años, arquitecta técnica)
Empecé como muchos jóvenes de mi edad sin saber que quería hacer en la vida, pero sí tenía claro mi objetivo, que es tener una empresa propia donde pueda desarrollar íntegramente todas mis facetas y poder expandirla por el mundo.
Para ello decidí estudiar Administración ya que quiero conocer cómo se gestiona una empresa desde dentro.
Ahora que estoy comenzando esta experiencia llamada trabajo, siento nervios y un poco de vértigo ante lo que me deparará la vida, pero no voy a dejar que me frene a la hora de alcanzar mi objetivo marcado y para ello pienso seguir estudiando y aprendiendo cada día más.
QUE EL MIEDO NO FRENE LOS SUEÑOS.
Thais Falcón (17 años, administrativa)
Ser mujer trabajadora en los tiempos que vivimos nos permite desarrollar nuestra independencia y nuestra libertad de decisión, pero ante todo nos da la oportunidad de averiguar nuestras capacidades intelectuales y de romper todos los límites y barreras establecidos en épocas pasadas.
Sin embargo, como es mi caso, hay muchas mujeres trabajadoras que además son madres y es aquí donde comienza el problema, ya que todavía carecemos de un sistema que nos ayude a equilibrar ambos aspectos y nos encontramos muchas veces teniendo que decidir qué prioridad le damos a cada ámbito de nuestra vida, cuando debería ser equitativo para no tener que decidir continuamente entre el trabajo y la familia.
Muchas veces nos encontramos realizando un juego de malabares mental para intentar sentirnos útiles y completas en ambas facetas.
En mi caso, puedo decir orgullosa que trabajo en un lugar donde me permiten desarrollar mi trabajo libremente y adaptarlo a mis rutinas y obligaciones como madre, lo que hace que me sienta realizada completamente, pero lamentablemente aún queda mucho trabajo por realizar en este sentido ya que mi situación solo ampara una minoría de la situación actual de las mujeres madres y trabajadoras. Así que debemos seguir luchando para conseguir las ayudas y medios necesarios por parte del gobierno estatal y de la sociedad para que ser madre trabajadora no suponga un problema debería ser una elección con las mismas oportunidades que el resto.
LUCHEMOS POR LA IGUALDAD Y ESTABILIDAD DE LAS MADRES TRABAJADORAS.
Débora Valenzuela (43 años, responsable de mantenimiento)
Desde bien pequeñita he visto a mi padre dirigiendo su empresa familiar, pero he de confesar que al principio no lo contemplaba, ya que siempre pensé que la electricidad era un mundo de hombres. Cuando fui creciendo y empecé a trabajar con él me di cuenta de que no era cuestión de sexo, si no de trabajo, esfuerzo y actitud y que como bien dice un cuento de mi hija: las mujeres pueden ser astronautas, ingenieras, cajeras, limpiadoras, profesoras… tan solo tienen que proponérselo y trabajar en ello.
Para mí lo más complicado ha sido poderlo compaginar con mi tarea de madre, porque aunque las cosas hayan cambiado mucho, somos las madres las que (casi) siempre estamos en las reuniones del cole, en el médico, en extraescolares…. Por lo que creo que aún nos queda mucho camino por recorrer aunque vayamos en la dirección correcta.
Gloria García (39 años, empresaria)
La mujer debe de ser un símbolo de lucha, de capacidad, de trabajo y felicidad. Al igual que el hombre.
Nuestras abuelas y madres han trabajado para que nosotras tengamos un futuro mejor. Tenemos que seguir trabajando en ello para que tanto nuestras hijas y nuestros hijos crezcan en una igualdad.
Estudié y me formé para realizar el trabajo que me gustaba. Empecé en la empresa familiar y en pocos meses me hice un hueco en esta empresa. Han pasado muchos años desde que estoy en ella. He tenido el apoyo de tod@s mis compañer@s. No me he sentido nunca discriminada por ser mujer. He tenido a mis hijos y, habiendo sido otros tiempos, jamás mis jefes me pusieron ninguna pega por compaginar familia y trabajo. Me siento privilegiada, pero en muchos sectores y empresas, hay que trabajar muchísimo todavía. No se debe permitir que según el sexo seas más remunerado o tengas mayor flexibilidad para estudiar, trabajar o tener una familia.
Es muy importante darle igualdad, como lo hacemos en casa en el día a día, al hombre y la mujer. Esto lleva un trabajo de fondo ya que los empresarios y autónomos también deben de tener ayudas y soluciones para que ni mujer ni hombre tengan presión en su puesto laboral.
Dicho esto … hay que seguir luchando y reivindicando LA IGUALDAD.
Noelia Tornero (45 años, administrativa)
Me siento afortunada por trabajar en lo que me gusta y en un ambiente de trabajo en el que siempre me he sentido en igualdad de condiciones con mis compañeros y he recibido el mismo trato y respeto por parte de mis jefes. Cuando encontré este trabajo pensé: ¡qué suerte he tenido! Pero es ahora cuando después de muchos años, echo la vista atrás y me doy cuenta de que ese respeto e igualdad es lo que ha creado el medio ideal para que desarrolle mi trabajo con el entusiasmo y motivación del primer día.
Inmaculada Millá, (39 años, administrativa)