Hoy finaliza el Estado de Alarma y no se nos ocurre mejor forma de decirle adiós que recordando uno de los momentos que, sin duda, más nos marcó a todos: El confinamiento.
Si unos meses antes nos llegan a decir que íbamos a tener que paralizar nuestras vidas, simplemente no lo hubiésemos creído.
El confinamiento nos mostró que todo es relativo, que a veces vivimos con una marcha de más puesta y nos perdemos cosas por el camino, queremos llegar a todo en un mundo que cada vez gira más deprisa.
Nos enseño que parar nuestras ajetreadas rutinas para jugar con nuestros hijos o convertirnos en unos expertos panaderos no era tan malo.
También nos mostró que otra manera de trabajar, de relacionarnos y de resolver problemas era posible.
Aunque sentimos miedo e incertidumbre, descubrimos que ante todo estábamos unidos en lo importante.
Hoy ponemos un punto y (esperemos) final a esta etapa de nuestras vidas, sabiendo que pudimos con ello y que lo bueno está en camino.
